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El descubrimiento del oro negro

Vitorino Soto Álvarez vecino de Sobrado es la primera persona que tiene conocimiento de la existencia de wolframio en la Peña del Seo. Vitorino había trabajado en las minas de Valborraz. El 5 de agosto de 1942 descubre las mismas piedras negras en la peña del Seo. Al día siguiente informa a su hermano y se van los dos a la Peña. Cargan todo lo que pueden e intentan ir a Quereño para venderlo. Los mismos que se lo compran viendo la pureza del mineral envían a dos hombres a espiarlos y enterarse de dónde sacan el mineral pero su gran conocimiento de los montes les ayuda siempre a despistarlos.

Durante un mes explotan en monopolio el wolframio hasta una de las burras que utilizaban entra en celo y los descubren en la Peña del Seo. Esos mismos compradores de Quereño organizan inmediatamente una expedición de diez hombres para ir en busca del mineral. A partir de mediados de septiembre la existencia de wolframio en la Peña del Seo corre de boca en boca por todos los pueblos en un radio de 80 kms.

Peña del Seo desde Cadafresnas| © www.proyectocompostilla.org

La fiebre del Wolframio

Lo que ocurre en la Peña del Seo desde septiembre de 1942 hasta el final de la II Guerra Mundial sólo es comparable a la fiebre del oro en Klondike entre Alaska y Canadá a finales del siglo XIX. Cientos de hombres y mujeres de todas las edades cogen sus propias herramientas y dejan sus ocupaciones para irse a la Peña del Seo donde se puede ganar más en un día que en un mes de trabajo como jornalero.

La montaña es un hervidero de actividad de día y de noche, la anarquía se adueña de los montes y la codicia invade el alma de los aventureros. Subían solos, por parejas, grupos de amigos, familias…todos persiguiendo aquel negro dorado que les ayudaría a mejorar sus condiciones de vida en la terrible posguerra española. Empezaron a aparecer vendedores de armas para que los aventureros pudieran proteger sus filones de otros aventureros y para prevenir que les robaran cuando se dirigían a vender el wolframio.

Los aventureros empezaron a organizarse por cuadrillas para defenderse y defender sus filones o adueñarse de los de otros. Se hicieron famosas la Cuadrilla del Chocolate compuesta de unas treinta personas, la mitad de Barjas y la mitad de Quilós. Siempre van armados y amenazan con utilizar dinamita para adueñarse de los tajos, diciendo: “Verdad que vos marchais, que los de Quilós de un facemos dos”.

La Cuadrilla del Gas compuesta por unos treinta aventureros de Oencia, casi todos jóvenes que habían participado en la Guerra Civil y poseen gran cantidad de armas. Esta cuadrilla trabaja en connivencia con la Guardia Civil, lo que nos da una idea de como el negocio implica a todos los estamentos de la zona. La Cuadrilla de Cholo, la más numerosa, La forman cuarenta aventureros de los pueblos de los valles del Seo y el Valcarcel. Es dirigida por Manuel Villasol y cuenta con la complicidad de parte de los guardias civiles de Vega de Valcárcel, llevan bombas de mano procedentes del ejército.

La Cuadrilla del Cura formada por gente de los pueblos de Barjas y Vega de Varcalcel. La Cuadrilla de los Asesinos, que utiliza este nombre para amedrentar a grupos de aventureros más pequeños, procedía del Cebreiro y la forman unos treinta aventureros.

Peña del Seo desde el abandonado poblado de la Piela| © www.proyectocompostilla.org

Los oficios en la Peña del Seo

 

El trabajo es difícil y muy peligroso. Al no existir una dirección y coordinación todo es un caos. Los aventureros actúan por libre para obtener lo más rápido posible la mayor cantidad de wolframio.

Para explotar los filones utilizaban dinamita y la única medida de precaución es gritar: ¡Prendiendo fuego! La disposición de la Peña hace que los aventureros trabajen a diferentes alturas. Con lo que las explosiones provocan que las piedras caigan por todas partes y provoquen accidentes con mucha frecuencia.

Así mueren dos aventureros el 9 de marzo de 1944, uno es Vitorino Soto, descubridor del wolframio en la Peña. El otro Santos García Diñeiro, un jornalero de 35 años de Hornija. Se contabilizan 12 muertes por este tipo de accidentes mientras dura la fiebre del wolframio. Nadie paga por ello, jamás se buscaron culpables.

Para evitar estos accidentes nace el puesto de ojeador dentro de los grupos de aventureros. El ojeador se dedica a estar atento de lo que hacen los demás grupos y avisar a sus compañeros para protegerse de la caída de rocas y explosiones.

Mientras los hombres se encargan de extraer el mineral las mujeres se convierten en lavanderas. Batean la tierra mezclada con el mineral utilizando tapas de ollas, sartenes viejas o cubos para separar el wolframio. En dos días de trabajo ganan más dinero que en un mes de trabajo como jornaleras.

En la Peña del Seo puede encontrarse gente que vende todo tipo de bienes, se venden armas, tabaco, dinamita, comestibles, vino, licores y todo se puede pagar en wolframio o con efectivo a unos precios altísimos.

Los aventureros pasaban largas temporadas en la Peña extrayendo todo el mineral posible, viendo el negocio al pie de la montaña se establecieron dos prostíbulos. Se trata de chamizos levantados con sábanas como paredes y colchones de hojas maiz. Las condiciones higiénicas dejan mucho que desear y las enfermedades venéreas proliferan de forma alarmante.

Uno de ellos en la cara norte lo dirige Rosmari con cinco chicas que vienen de Ponferrada y cada quince días se turnaban con otras cinco. En la cara sur, en Valdelouro está el el prostíbulo regentado por Mary que venía desde Monforte de Lemos con sus cuatro chicas. Por supuesto se puede pagar en wolframio o en metálico. Las chicas de Rosmari se encargan de transportar el wolframio hasta Sobrado o Corullón donde las recogía una camioneta para llevarlo a Ponferrada. Las de Mary lo llevan a Puente de Domingo Flórez donde lo vendían a los intermediarios.

Lavadero y Poblado de la Piela desde la cima de la Peña del Seo| © www.proyectocompostilla.org

Los compradores

A pie de mina se encuentran los compradores, estos compradores son tan aventureros como los que se dedican a sacar mineral. Se exponen a ser asaltados por bandidos y guardias civiles. Aunque la Guardia Civil no se interesaba mucho por lo que pasaba en la Peña del Seo, dedican todos sus esfuerzos a terminar con la guerrilla y los luchadores contra la Dictadura.

Los compradores eran el primer eslabón de la cadena de intermediarios. Se conocen compradores de Porto Real, Quereño, Toral de los Vados, Corullón, Villafranca del Bierzo, Trabadelo y Vega de Valcarcel, también había portugueses. En Cadafresnas hay uno de los grupos de compradores más extraños, cuatro hombres que dicen ser de Betanzos a los que dirige un cura. Este cura según testigos presenciales dice ser de la Coruña, lleva pistolas y trae más de setecientas mil pesetas en metálico que reparte a sus hombres para comprar wolframio. Trae una camioneta con chófer y ayudante y la cargan de wolframio en Corullón.

Muchos de los intermediarios compraban wolframio para los aliados gracias a redes comerciales como la creada por Alexander EastonSobre los grandes compradores no existe casi información, la niebla de la historia cae sobre ellos pero lo cierto es que son los que más se enriquecen.

Ganadería en la Peña del Seo, actividad tradicional fundamental para el futuro | © www.proyectocompostilla.org

El fin del Klondike berciano:

En 1943  Arturo López, el mismo que había mandado seguir a Vitorino Soto y era dueño del almacén los Perniles de Quereño, se pone en contacto con Joaquín Santos Bugallo. Este coruñés era un alto cargo del Ministerio de Marina.

Santos Bugallo denuncia la mina la Peña del Seo a la dirección de minas de León, la bautiza con el nombre de “Mina Currito” y obtiene la concesión para la explotación. Contratan a Gaspar Pérez Neira como vigilante de la Peña desde 1943 a 1946. Según su propio testimonio realizar ningún control sobre los aventureros era imposible, iban más armados que él y no cuenta con la ayuda de la Guardia Civil. Además no recibía ningún sueldo y finalmente se dedica a la extracción y venta de wolframio para poder sobrevivir.

Santos Bugallo comenzará con la explotación de la mina aunque a un nivel reducido, construye un lavadero que se conoce como el lavadero de Bugallo y según la estadística oficial producirá unas dos toneladas de mineral al año. Los aventureros les roban el mineral que acumulan entre ellos le roban 300 kg. de wolframio a Arturo López que se había convertido en apoderado de Mina Currito.

La fiebre del wolframio duró hasta que el 8 de mayo en Europa y América y 9 de mayo en la Unión Soviética de 1945 se rinde Alemania y termina la II Guerra Mundial. Al finalizar la guerra termina la necesidad de wolframio y acaba esta época en la Peña del Seo, la época en la que Ponferrada se conocerá como la ciudad del Dólar.

El dinero que se obtuvo se dedica en primera instancia a comprar bienes fundamentales como zapatos, camas y enseres domésticos de todo tipo. El wolframio ayudó a mejorar la vida de los vecinos de pueblos de la zona que pudieron comprar cerdos, gallinas, huertas, casas y fincas…pero también se gastará en juergas y fiestas que dan vida a los cabarets y locales de alterne de Ponferrada donde algunos utilizaban billetes para encenderse los cigarros. Será el germen de nuevos negocios y también servirá para que muchos puedan pagarse un billete con el que emigrar en busca de nuevos horizontes y escapar de la miseria de la posguerra.