LACIANA, EL BIERZO Y VALDEORRAS, ENERGÍA COMPARTIDA
El río Sil vertebra estas comarcas desde su nacimiento en Peña Orniz hasta su confluencia con el Miño en la Ribeira Sacra. Durante milenios ha sido su vía de comunicación por excelencia y los pobladores de este territorio han sabido utilizar su energía en busca de la prosperidad.
Los romanos se percataron de que los astures buscaban oro en las orillas del Sil y utilizaron la energía del agua para extraer el oro de las entrañas de la tierra.
Crearon lugares asombrosos, como Montefurado, la Leitosa y como no Las Médulas. Un paisaje cultural declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
La energía sigue fluyendo a lo largo del tiempo por ferrerías, molinos, castillos y monasterios durante siglos. Fluye gracias a los pasos de los peregrinos que atravesando estas comarcas siguen los caminos de Santiago.
Durante el siglo XX grandes empresas mineras y energéticas nacieron aquí y supieron aprovechar sus recursos naturales. Siguiendo el curso del río, entre Villablino y Ponferrada, nació una línea de ferrocarril que permitió un despegue industrial sin parangón en la historia del noroeste peninsular.
En pocos años de todas partes de España y de diferentes partes del mundo llegaron miles de personas atraídas por su empuje económico. Todos ellos contribuyeron a crear un territorio multicultural lleno de vida.
Durante cien años la prosperidad económica trajo riqueza a estas tierras pero se pagó un importante peaje por ello, la destrucción de valles y montañas en la búsqueda del carbón o la pizarra.
Esa energía sigue fluyendo hacia la próxima revolución industrial con la mirada puesta en la explotación sostenible de los privilegiados recursos de sus territorios.